Este método de ahorro lleva por nombre una palabra japonesa que refiere al libro de cuentas del hogar. Su origen nos remonta a comienzos del siglo XX y se define como el método japonés para ahorrar dinero. La historia cuenta que la creadora de esta técnica fue una periodista (la primera de aquel país) llamada Hani Motoko, quien procuró idear una forma para que las mujeres manejen la economía hogareña de un modo eficiente. En ese sentido, expertos en estos menesteres señalan que el método kakebo fue liberador para las mujeres ya que les permitía tener un mayor control sobre las decisiones económicas y financieras.
Tal como nota BBC en su repaso sobre esta técnica de organización financiera, el kakebo sigue vigente en la tierra del sol naciente a pesar de la multitud de herramientas informáticas y apps móviles que permiten llevar un detalle de los gastos y los ingresos mensuales.
Tal como señalamos, el método es austero en requisitos (sólo se necesita una libreta y un bolígrafo), pero exigen constancia. El primer paso es anotar los gastos dividiéndolos en diferentes categorías, lo ideal es usar diferentes colores para que sea fácil de identificarlas. Al final del mes hay que restar los ingresos menos los gastos. Hasta ahí todo parece demasiado sencillo.
Ahora bien, el método japonés para ahorrar avanza hacia una mejora en el control de las finanzas. Por eso, la idea es enfocarse en las cosas (gastos) que son prescindibles y, entonces, deshacerse de ellos. ¿A alguien le recuerda esto al método Marie Kondo, que pedía ordenar las casas liberándose de aquello que nunca usaremos?
La idea es eludir las herramientas automatizadas y apostar por el trabajo manual, artesanal. De esa forma, los defensores del método dicen que las personas se vuelven más conscientes de los gastos, egresos e ingresos, tomando luego mejores decisiones en pos de la salud financiera.